.bus-k

lunes, 22 de julio de 2024

Cuento - Bajando de Thomas M. Disch

Salsa de tomate, mostaza, condimentos, mayonesa, dos clases de aderezo para  ensalada, grasa de tocino, y un limón. Ah sí, dos cubeteras con hielo. En el aparador no  había mucho más: tarros y cajas de especias, harina, azúcar, sal... ¡y una caja de pasas  de uva! 
Una caja de pasas de uva vacía. 
Ni siquiera café. Ni siquiera té, que él odiaba. No había nada en el buzón, fuera de una  cuenta de Underwood's: A menos que recibamos las cuotas atrasadas de su cuenta... En el bolsillo de la chaqueta le tintineaban cuatro dólares con setenta y cinco centavos,  en monedas..., el botín de la venta de la botella de Chianti que se había prometido no  abrir nunca. Escapó a la desagradable tarea de vender los libros. Todos habían sido  vendidos ya. Había despachado la carta a Graham hacía una semana. Si su hermano  pensara enviarle algo esta vez, ese algo ya habría llegado. 
Debería estar desesperado, pensó. Quizá lo estoy. 
Podría haber buscado en el Times. Pero no, era demasiado deprimente... acudir a  empleos de cincuenta dólares por semana y ser rechazado. No es que los culpase: él  mismo no se hubiese contratado. Durante años había sido un saltamontes. Las  hormigas le conocían las tretas. 
Se afeitó sin jabón, y se cepilló bien los zapatos. Se cubrió el sucio sepulcro del torso  con una camisa blanca, fresca y almidonada, y escogió la corbata más lúgubre que  había en la percha. 
Empezó a sentirse excitado y lo expresó, característicamente, mostrándose helada,  estatuariamente tranquilo. 
Usó la escalera hasta la planta baja y allí tropezó con la señora Beale, que fingía estar  barriendo el limpio suelo de la entrada.



domingo, 21 de julio de 2024

Haruki Murakami - La ciudad y sus muros...

"Aquella tarde de verano remontábamos el curso del río envueltos en el dulce aroma de las plantas, íbamos sorteando tímidos diques y deteniéndonos de vez en cuando a contemplar los pececillos plateados que nadaban en los remansos, hasta que nos descalzamos por fin y dejamos que la cristalina corriente de agua lamiera nuestros tobillos y nuestros pies se hundieran en la fina arenilla del fondo como en las blandas nubes de un sueño. Yo tenía diecisiete y tú apenas dieciséis.
Caminabas ligeramente adelantada, tras meter con despreocupación las sandalias rojas en la bolsa amarilla que colgaba de tu hombro, y atenta a cada paso que dabas en los bancos de arena, ofreciendo tus pantorrillas mojadas a las hierbas acuáticas, que se adherían a ellas con vigorosas pinceladas verdes; yo te seguía, sosteniendo en mis manos unas gastadas zapatillas blancas."
(Haruki Murakami, La ciudad y sus muros inciertos).



*-*

domingo, 7 de julio de 2024

Goya en el aquelarre

Goya à l’école des sorcières
Par Louvre - Ravioli
Publié le 16 novembre 2021 à 17h57, mis à jour le 27 novembre 2022 à 22h34

Pour lui, l’art est un bon plat à partager. Blogueur au regard libre et curieux, Louvre-Ravioli (aka François Bénard) mitonne chaque mois pour Beaux Arts une savoureuse chronique inédite. Aujourd’hui, vous êtes invité au Sabbat des sorcières de Francisco de Goya. Brochette d’enfants dodus au menu !
Goya en la escuela de brujas
Por el Louvre - Ravioles
Publicado el 16 de noviembre de 2021 a las 17:57, actualizado el 27 de noviembre de 2022 a las 22:34
 
Para él el arte es un buen plato para compartir. Bloguero con una perspectiva libre y curiosa, Louvre-Ravioli (alias François Bénard) prepara cada mes una nueva y deliciosa columna para Beaux Arts. Hoy estás invitado al Sabbath de las Brujas de Francisco de Goya. ¡Brocheta de infantes rellenos en el menú!

miércoles, 26 de junio de 2024

la vaca ñata

En el capítulo VIII de su libro “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, publicado en 1839 describe La vaca ñata tiene con los otros vacunos la misma relación que el bulldog con los otros perros. La frente es muy corta y ancha, con el maxilar superior, junto con el plano completo de los dientes molares superiores, curvado hacia arriba. La mandíbula inferior se proyecta por delante de la superior, presentando una curvatura hacia arriba. El labio superior está muy hacia atrás, las fosas nasales están muy arriba y ampliamente abiertas. Los ojos son bien salientes y los cuernos grandes. Cuando caminan, la cabeza, sostenida por un cuello corto, es llevada baja. Los miembros posteriores son más largos que lo usual, en comparación con los anteriores. La dentadura incisiva al descubierto, la cabeza corta y las fosas nasales hacia arriba dan a estos vacunos el más gracioso aire de arrogancia y provocación”.
En otra parte del mismo capítulo, Darwin señala algo muy importante“La raza tiene existencia propia, y un toro y una vaca ñata producen invariablemente terneros ñatos. El cruzamiento del toro ñato con la vaca común, o viceversa, produce siempre tipos intermedios, pero con los caracteres ñatos muy marcados”.



lunes, 24 de junio de 2024

Los estancieros - Carmen Pacheco de Pacheco

CARMEN PACHECO DE PACHECO

Carmen Pacheco de Pacheco es biznieta del general Angel Pacheco, héroe del desierto, veterano de la campaña de los Andes, ministro de Rosas y, además, acaudalado estanciero. A los ochenta años, Carmen vive en Lobos (provincia de Buenos Aires) en el tambo de su propiedad La Merced que explota junto con uno de sus hijos. Su historia es la de una serie de encuentros y desencuentros con la tierra.



CPP. Cuando era chica la estancia me parecía un paraíso. Es natural, porque entonces vivíamos la mayor parte del tiempo en París y sólo parcialmente en Buenos Aires. Ibamos “de París à l'estance” de acuerdo al dicho clásico. La estancia -no la de mi familia paterna sino la de mi abuelo materno-, Santa Dominga de Bosch, en Lobos significaba para mí la liberación de los colegios y del rígido estudio que hacíamos en Europa. En nuestro país, en cambio, no íbamos al colegio para que no perdiéramos nuestros conocimientos de francés. Teníamos, eso sí, instituciones pero supongo que su régimen de trabajo sería menos exigente que el europeo. Yo sólo a los 18 años aprendí ortografía y gramática castellana.

MSQ. ¿Otros compatriotas llevaban el mismo tren de vida?

CPP. -Entre 1890 y 1914 muchísimos argentinos se iban a Europa a gastar lo que les daba la estancia. La dejaban en manos de administradores o arrendada. Vivían del alquiler, y el sistema perduró hasta la crisis del 30, con algunos altibajos. Por entonces todos los ausentes tuvieron que venirse de vuelta al pais. ¡Las vacas se vendían a ocho pesos y eran flaquísimas porque para peor hubo una grave sequía que empeoró la situación internacional! Cuando la crisis, yo ya estaba casada con mi primo hermano, Manuel Alfredo Pacheco. Pasamos una larga temporada en París hasta nuestro regreso definitivo. A partir de esa fecha nos dedicamos al campo.

Los estancieros, 1980.

*_*

domingo, 23 de junio de 2024

El beso, Gustavo Adolfo Becquer

-Tengo el placer de presentaros a la dama de mis pensamientos. Creo que convendréis conmigo en que no he exagerado su belleza.
Los oficiales volvieron los ojos al punto que les señalaba su amigo, y una exclamación de asombro se escapó involuntariamente de todos los labios.
En el fondo de un arco sepulcral revestido de mármoles negros, arrodillada delante de un reclinatorio, con las manos juntas y la cara vuelta hacia el altar, vieron, en efecto, la imagen de una mujer tan bella, que jamás salió otra igual de manos de un escultor, ni el deseo pudo pintarla en la fantasía más soberanamente hermosa.
-En verdad que es un ángel -exclamó uno de ellos.
[...]
-¡Carne y hueso!... ¡Miseria, podredumbre!... -exclamó el capitán-. Yo he sentido en una orgía arder mis labios y mi cabeza; yo he sentido este fuego que corre por las venas hirviente como la lava de un volcán, cuyos vapores caliginosos turban y trastornan el cerebro y hacen ver visiones extrañas. Entonces el beso de esas mujeres materiales me quemaba como un hierro candente, y las apartaba de mí con disgusto, con horror, hasta con asco; porque entonces, como ahora, necesitaba un soplo de brisa del mar para mi frente calurosa, beber hielo y besar nieve... nieve teñida de suave luz, nieve coloreada por un dorado rayo de sol.... una mujer blanca, hermosa y fría, como esa mujer de piedra que parece incitarme con su fantástica hermosura, que parece que oscila al compás de la llama, y me provoca entreabriendo sus labios y ofreciéndome un tesoro de amor... ¡Oh!... sí... un beso... sólo un beso tuyo podrá calmar el ardor que me consume.

El beso, Gustavo Adolfo Becquer



lunes, 17 de junio de 2024

El gato chino

El gato chino

Ella me regaló el gato chino en el barrio chino de Belgrano. Lo compró una tarde que fuimos juntos de paseo buscando algo sobre el año del conejo o del dragón, no recuerdo bien. La cuestión es que se suponía que me iba a traer fortuna o salud o amor, o todo eso junto pero no estaba atento cuando el vendedor nos ofrecía sus virtudes por tamaños y colores: blanco, dorado, rojo, con ese tono desinteresado que tienen los orientales y que en aquel momento me rebotaba en sordina por las paredes internas del cráneo sin aferrarse siquiera a la más desprevenida de mis neuronas. Sonaba de fondo una calma música de cuerdas y campanitas sobre una cascada de agua que de tan mansa me daba más ganas de salir de allí a la carrera y cuanto antes, tensaba al límite de mi paciencia, me irritaba. Digamos que no estaba precisamente pasando por uno de mis mejores días pero había postergado tantas veces aquel exótico paseo (en sus palabras, no las mías) que esa vez asentí. Ya por esos días el trabajo en el ministerio era un verdadero caos y nos tenían como bola sin manija de acá para allá, de una oficina a otra y de reforma en reforma. Nos cambiaban los referentes de un día para otro, daba la sensación de estar parados sobre un suelo resbaladizo e inseguro, no creo que todo aquello se tratase de simple improvisación pero como soy susceptible a las teorías conspirativas, lo reconozco, trataba de bajarlo a tierra y no pasarme de revoluciones sin necesidad. Mientras paseábamos entre pequeños objetos orientales un colega de confianza me enviaba mensajes de texto al celular con los corrillos del viernes último: estaban desalojando el ala oeste del cuarto piso y ya habían sacado en camiones varios armarios con llave y todo, sin vaciarlos siquiera. Se rumoreaba que a última hora un piso completo había sido fajado por la intervención y que el ascensor había sido reprogramado y ya no se detenía allí. “¿Con qué nos vamos a encontrar cuando volvamos?”  me decía. “¿Quedará algo…?”
¿Este dorado te gusta? ¿o preferís el blanco? Me preguntaba Ella, y yo intentaba repasar mentalmente qué había dejado en mis cajoneras, ¿algún libro…? ¡La taza de Montevideo! Ese viaje la pasamos muy bien, no quisiera perderla. Me sorprendió detenerme en un detalle tan pequeño cuando el momento y la situación eran realmente alarmantes, llevo una semana durmiendo entrecortado y me siento mal de pensar tanto en mí pero no lo puedo evitar.
Ella refunfuñó un poco, ¡no me estás escuchando! pero aún así compró unas cuantas chucherías aquí y allá e hicimos un alto para tomar el té en un balcón colmado de flores de plástico, más tarde pasamos a comprar una blusita roja con cuello tipo mao que había visto casi al comienzo del recorrido y tanto le gustaba. La pagué con la tarjeta a regañadientes y fingí que quería darle un gusto como le dije en aquel momento, para compensar un poco el haber estado tan desatento durante el paseo pero la incertidumbre era más fuerte que yo.
Aquella tarde en el balcón florido me contó que había descubierto su pasión por la filosofía oriental, algo china, algo indú, con meditación, espiritualidad y ejercicios de concentración para ser más equilibrada y exitosa en los negocios, en el amor y con la familia. Dijo que producto de sus reuniones de coaching en la empresa había comenzado una serie de cursillos con una amiga que le habían mejorado el ánimo, se la veía optimista y en general de mejor humor, con ganas de iniciar nuevos proyectos y poner más foco en su carrera, ¡sean felices, compren dólares! repetía entre graciosa y reveladora, había tomado la frase de un programa de radio y se había convertido en su latiguillo cada vez que despedía a nuestros amigos. Cuando lo decía entre mis conocidos me daba una cosa de intentar justificarla o cubrirla, vergüenza ajena que le dicen. Fue el primer atisbo de distancia entre nosotros que con el correr de aquellos meses se acrecentaría hasta llegar al corte final a poco de las fiestas familiares de fin de año, estaba convencido que era demasiado para mí y no la vi más.
Ella aceptó terminar antes de que entrara el año nuevo, no daba para más nos dijimos, me refiero al año nuevo cristiano, hacía ya tiempo que Ella decía regirse por el calendario oriental pero la familia y las tradiciones… han pasado tres meses de aquello, cien días para ser más preciso.
El gato al fin fue negro con detalles dorados y ahora mientras me cepillo los dientes al cabo de casi arrastrarme hasta el baño lo veo por el espejo agitar su brazo derecho en el reflejo arriba y abajo. No me trajo fortuna, perdí mi trabajo, obviaré lo del amor y no me quejo de la salud aunque he tenido tiempos mejores. No culpo al gato del achique en el ministerio ni de no llegar a fin de mes pero es cierto que la calle se ha puesto dura, giro el hombro y me veo un moretón enorme que me dejó un garrote de los antidisturbios cuando resistimos salir del abrazo simbólico al edificio donde trabajé diez años.
¿Cuánto tiempo le pueden durar las pilas al coso ese!? No es más que un objeto, me digo. No me puedo enojar con un aparatito que en definitiva es eso, un artefacto sin mayor significación.
¡Qué distinto parece todo desde aquel día en el barrio chino! Hoy más que aquella música de relajación me retumban los oídos con rítmicos pasos marciales sobre el asfalto. Escupo el dentífrico aún con restos de sangre, me vuelvo a enjuagar y levanto la vista, el gato sigue, alza su brazo derecho heil y lo baja heil, y otra vez, heil, heil, heil…!




Ixx-mar16

sábado, 15 de junio de 2024

Abrevaya - Ud está en peligro!

Usted está en peligro

Hola. Quiero decirle que usted está en peligro. No se asuste ni se tranquilice. Mejor, disimule mirando estas líneas. Le cuento que yo también estoy en peligro. Por eso, mientras tanto, lo invito con el corazón en la boca a hacer el esfuerzo de leer esto.
En este libro, en su espíritu y ojalá que en su mensaje explícito, está la intención de compartir una conciencia sobre un hecho trascendental: de los medios de difusión masiva depende nuestra vida. Usted, yo, nuestros hijos, las cosas que queremos, su futuro, su triunfo, su frustración o su muerte están a merced de lo que pase en y con los medios de difusión. Si esto le parece exagerado, su sensación no sería otra cosa que una prueba más de hasta qué punto los propios medios nos han alejado del conocimiento de las claves de nuestra existencia en beneficio de intereses terribles. Hoy, menospreciar la tremenda importancia,el impresionante poder de los medios de difusión, es una ignorancia que cuesta fortunas en vidas humanas. Cualquiera sea su posición ideológica, ya no sólo lo invito cariñosamente a leerme, le ruego por lo que más quiera que comience a interesarse por la situación aparentemente "normal" de las comunicaciones con las que convivimos rutinariamente. Piense en sus desequilibrios emocionales, en sus angustias, en su sensación de inestabilidad e inseguridad, por ejemplo, y fíjese si no están en gran medida ligadas a lo que recibe o deja de recibir de esa realidad que le cuentan estos medios. Si aún no lo descubre, no desespere por esto. Trataré de ser más explícito sobre una serie de ocultismos y sutilezas en un montón de páginas más. Para recorrer ese camino es que le pido un pequeño sacrificio voluntario. Si sobrevivimos habremos atravesado varios momentos cruciales y usted estará más cerca de una civilización más humana. Al fin, sólo quiero contarle por qué conviene salir de este lugar lleno de acechanzas, probadamente cruel, para correr el riesgo menor de escapar de una condena injusta, a muerte, en una cárcel laberíntica de hábitos férreos como barrotes, con guardianes indiscutibles. Quiero decirle que hay salida. Más de una. Acaso una y después otra y otra más. La primera es querer salir.

Carlos Abrevaya, Medios locos, 1987.

sábado, 18 de mayo de 2024

Umberto Eco - Sobre el péndulo de Foucault

El péndulo de Foucault, la novela “oculta" de Umberto Eco
Publicado el 4 de septiembre de 2016 por Jose Miguel García de Fórmica-Corsi

Tiere - Wie die Tiere den Jäger begraben

Le desespère Courbet

La obra de Courbet ilustra muchas versiones impresas de Le Horla de Guy de Maupassant. El auto retrato del pintor francés se reproduce así en infinidad de volúmenes de la historia ¿de un poseído o un esquizofrénico?


El Corto Maltés - de Hugo Prat

fontanarrosa - Inodoro Pereyra

maradona