El Corto Maltés - de Hugo Prat
Sucedió en Córdoba a finales del XIX. Una gitana agarró la mano izquierda de un muchacho y la soltó con desagrado: no veía en la palma la línea de la fortuna, lo que constituía, sin duda, un mal presagio. El chico –Maltés, Corto Maltés– se fue directo a casa, cogió la cuchilla de afeitar de su padre y la hendió en la carne, trazando una raya a su gusto. No sabemos si el gesto le trajo mucha suerte, porque a lo largo de su vida el destino le fue enredando en lances problemáticos, siempre rodeado de perdedores. Pero es posible que sin esa línea todo hubiera sido peor. Quién sabe.
(MarioCrespo, librosobrelibro.com)
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