JL BORGES - Sobre "No nos une el amor sino el espanto"

Tantas veces repetida, esta frase de tan común nos pasa inadvertida.
El amor por la ciudad, la historia compartida, la soledad, la nostalgia, la tristeza de los atardeceres grises. Borges le habló de tango, de cuchillos, de faroles. Acuñó historias de entreveros en esquinas perdidas en los suburbios. Alguna noche de mirar la luna que a través de la reja da nostalgia, a solas con ella se habrá preguntado si Buenos Aires sentirá lo mismo. Y la ciudad siempre discreta escucha y guarda en los recovecos de sus faroles, en sus viejos balcones, en sus zaguanes silenciosos los ecos de una pasión incomprendida y mutua.
ixx, feb11





Buenos Aires

Y la ciudad, ahora, es como un plano
De mis humillaciones y fracasos;
Desde esa puerta he visto los ocasos
Y ante ese mármol he aguardado en vano.

Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
Me han deparado los comunes casos
De toda suerte humana; aquí mis pasos
Urden su incalculable laberinto.

Aquí la tarde cenicienta espera
El fruto que le debe la mañana;
Aquí mi sombra en la no menos vana

Sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.


JORGE LUIS BORGES
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