domingo, 26 de junio de 2022

Sabina y Paez enemigos íntimos

En 1998, los aclamados (?) músicos se juntaron para grabar el álbum Enemigos íntimos, título en un principio sarcástico pero que finalmente terminó reflejando el quiebre de la relación después de una serie de desacuerdos. Por suerte, el paso del tiempo fue aflojando las tensiones y la herida parece haber cicatrizado.


por @GFKArgentina | Gabriel F. Keena

La última década del siglo XX les depararía a estos dos músicos la consagración definitiva: la joven promesa del rock argentino finalmente confirmaría su indudable talento publicando en 1992 El amor después del amor, disco que se convertiría en el más vendido en la historia argentina, mientras que el cantautor español alcanzaba el pináculo de su carrera conquistando para siempre a las audiencias hispanoamericanas con una saga de álbumes legendarios.

Fito Páez y Joaquín Sabina eran los grandes ganadores de los 90s, siendo los íconos de la música popular en español de ese decenio. Ambos disfrutaban del reconocimiento masivo y observaban al resto desde la cima. Es así que ese favorable escenario motivó la materialización de un proyecto musical en común, que no tuvo buena aceptación en las dos discográficas con las que tenían contrato cada uno pero que igual ambos decidieron llevar a cabo.

El proceso no fue tan extenso: 5 meses de grabación y 4 de composición alcanzaron para que en junio del 98 el álbum estuviera listo. De todos modos, su título ya sugería ciertas tensiones que fueron emergiendo a medida que iban trabajando. De acuerdo, con un artículo periodístico del emblemático diario español El País, lo que en un principio iba a ser una colaboración de letras por parte de Sabina, terminó derivando en un ambicioso disco con disputas egocéntricas.

«Se luchó por cada verso y cada nota; no siempre gané yo. Lo que me emociona es pensar que ha sido algo parecido a las pocas canciones que hicieron juntos John Lennon y Paul McCartney: dos personas con estéticas contrastadas encerrándose hasta sacar algo que satisfaciera a ambos», reflejaba Sabina en la entrevista, remarcando las discrepancias artísticas que habían surgido en la grabación del disco.

El otro aspecto que resaltaron los músicos, además de los contrapuntos mencionados, fue el grado de compromiso y entrega que asumieron a la hora de componer: «Se podrá decir que Enemigos íntimos funciona o no, pero nadie puede negar que esto se ha materializado con el mayor rigor del que somos capaces. De hecho, el mayor problema de este disco puede ser el exceso de intensidad por ambas partes. Los que crean que somos unos habilísimos estrategas disfrazados de locos… ¡habría que darles la razón!», decía Sabina cuando la sociedad todavía se mantenía en pie.

Prueba de esa mutua dedicación se verifica fácilmente ya que cada uno se inmiscuyó en las historias del otro, aportando y enriqueciendo las letras que querían contar. Tal es así que el cantautor español reemplaza a Fito en una canción dedicada a Cecilia Roth, su pareja de aquel entonces, así como el músico rosarino le canta a una pareja de etarras (miembros de la organización nacionalista vasca).

Sin embargo, el talento parecía ser dominado por una guerra de egos que hacía levantar la temperatura a cada rato. Incluso antes del quiebre, Sabina ya anticipaba las diferencias de criterios: «Me he puesto en manos de Fito, grabando en Buenos Aires con su equipo, totalmente solo. Le irrité cuando le pedía que hubiera más rock and roll y Fito se indignaba, ‘yo sé más de esa música que tú’. Estoy consciente de que los discos que saco bajo mi nombre son muy irregulares y Enemigos íntimos era una forma de someterme a una disciplina. Lo curioso es que la mayoría de las canciones son producto de relámpagos de inspiración, donde uno convencía al otro de algo de lo que no se sentía seguro».

El delicado proyecto finalmente llegó a su fin y el disco se publicó en junio de 1998 con un muy buen ritmo de ventas tanto en España como en Latinoamérica. Cuando Enemigos Íntimos se acercaba a las 120.000 mil copias vendidas (cien mil provenientes de España)  y lanzaba el exitoso primer corte Llueve sobre mojado (con videoclip incluido), una carta privada de Joaquín Sabina a Fito Paéz se coló en los medios y la talentosa sociedad musical que acababa de nacer, ya se estaba muriendo.

Lo peculiar es que si ambos habían piloteado la grabación del disco – el proceso más arduo y decisivo-  se suponía que lo venidero sería más apacible y gozoso. Lógicamente esto no ocurrió y la discusión definitiva nació cuando la dupla se disponía a lanzar el segundo videoclip después de Llueve sobre mojado, del que se había ocupado Fito Páez. Ahora era el turno de Sabina y éste propuso al director argentino Luis Carrillo, mientras que la locación sería Madrid. El encontronazo reapareció cuando Fito le negó el visto bueno al director – algunos señalan que las razones se debían a un supuesto vínculo con la última dictadura cívico miliar mientras que otros resaltan la falta de credenciales en la dirección cinematográfica – provocando el hartazgo definitivo de Joaquín que no esperó en enviarle una carta en verso, poniendo punto final al conflictivo dueto.

Además de Fito, el otro destinatario de la emisión epistolar era el propio Luis Carrillo, quien se encargó de hacerla pública de MTV y romper los códigos de la privacidad. La carta con el maravilloso estilo poético de Sabina dice lo siguiente:

Querido Rodolfo Páez:

En horas inoportunas
me han ido llegando algunas
noticias que se las traen.
Y, como vuelan y caen
sobre terreno abonado,
voy, señores del jurado,
a contestar enseguida.
Para vendarme la herida
cortando con el pasado.

Sabes bien que no intervine,
por respeto, en tu rodaje.
No quise hacerte chantaje,
ni soy crítico de cine.
Cuando me llamaste vine
a filmar en aquel cuarto
como un actor de reparto.
Pero ha llegado el momento
de decirte que lamento
estar harto de estar harto.

Ya es hora de terminar
esta historia interminable,
sin víctimas ni culpables;
pongamos punto y final,
y, volvamos, cada cual,
como gatos escaldados
a ordenar nuestro tejado;
concluyendo esta liga,
si no queremos que siga
lloviendo sobre mojado.

Te lo digo porque creo
que urge cortar por la sano
con la gira del verano
y el quilombo del video.
El rol del patito feo
no me va, te lo aseguro
y menos el de hombre duro
que a ti te cuesta tan poco
antes de volvernos locos
corrijamos el futuro.

He decidido que paso
la página de este enredo
perdiéndole miedo al miedo.
La gota que colma el vaso
no me la trago; hazme caso
y volvamos a lo nuestro,
cortemos este ambidiestro
nudo Gordiano de un tajo;
no soy tan tonto, carajo,
ni tu tan listo, maestro.

Te lo he dicho muchas veces
y no has querido escucharme,
sin pretender humillarme
me has humillado con creces;
a ti siempre te parece
que mis quejas son por vicio,
que maltrato nuestro oficio
siendo tal y como soy.
Déjame sacarte hoy
por última vez de quicio.

Basta de mirar atrás,
me voy con las emociones
que traen mis nuevas canciones;
¿discusiones? ni una más.
Tu Warner no ha de lograr
domesticar mi camino,
ni compartirá mi vino
gente que yo no decida.
Quien no se planta en la vida
no es dueño de su destino.

Aunque sea por una vez
tendrás que tomarme en serio,
no me hables de Ministerios,
presupuestos, BMG’s,
no me vuelvas del revés
la decisión que he tomado,
que, por cierto, me ha costado,
sangre, lágrimas, sudor.
Conocerte fue un honor,
seguir juntos un pecado.

Lo más difícil ahí queda:
catorce hermosas canciones,
clip, reseñas, promociones,
mi voz de lija y tu seda;
con que sálvese quien pueda,
antes de que otras rencillas
conviertan en pesadillas
los sueños de la razón.
También se decir que no
si me buscan las cosquillas.

No filmaré más vídeos
ni discutiré contigo,
seguiré siendo tu amigo
sin urgencias ni careos.
De corazón te deseo
que lo entiendas noblemente
y le expliques a tu gente
que éste es un final feliz.
No puedo seguir así,
con la pluma entre los dientes.

Tengo que empezar de nuevo,
para escapar del abismo,
a decidir por mi mismo
sin contar con nadie; debo
atreverme, si me atrevo,
a demostrar lo que digo,
sin presiones ni testigos,
con aire nuevo en las pilas,
y la conciencia tranquila
de éste, tu íntimo enemigo.

Si bien la intención de Joaquín era que no se haga pública, una vez en boca de todos los medios por la impertinencia de Carrillo, todos esperaron la respuesta de Fito que nunca iba a llegar. El silencio de Páez significó la ruptura de la relación musical y con ella, la cancelación de una ambiciosa y extensa gira de promoción tanto por España como por Latinoamérica, así como también la promoción del disco a través de videoclips y entrevistas. Cada uno retomó su exitoso rumbo solista con renovadas esperanzas pero el comienzo de un nuevo siglo los situaría lejos de la popularidad e idolatría conseguida en los 90’s.

Por último, cabe decir que estos enemigos íntimos con el tiempo limaron asperezas y volvieron a encontrarse ocho años después en el Estadio de Boca Juniors ante 35 mil personas, en el segundo concierto de los dos emblemáticos shows que Sabina dio en La Bombonera. En aquella ocasión el dúo se despachó con su canción más conocida Llueve sobre mojado y desde aquel reencuentro feliz ante la multitud, cada tanto suelen invitarse para los recitales y así despuntar un poco el vicio, siendo muy conscientes de que nunca más van a grabar un disco juntos.

FUENTES CONSULTADAS:

http://elpais.com/diario/1998/03/16/cultura/890002806_850215.html
http://www.lanacion.com.ar/104626-la-pelea-de-paez-y-sabina
http://archivo.eluniversal.com.mx/espectaculos/73511.html
http://otrosversosnoincluidos.blogspot.com.ar/2007/09/carta-de-joaqun-sabina-fito-pez.html

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