Erik Satie, el compositor que buscó inspiración en la soledad

"¿Por qué no usar los métodos de representación de Claude Monet, de Cezanne, de Toulouse-Lautrec y demás? ¿Por qué no hacer trasposiciones musicales de los mismos?", esto es lo que Erik Satie le dijo a Claude Debussy. De esta analogía entre artes surge el impresionismo musical, el fugaz, el inasible destello de color que tiembla y se esfuma, a la orilla escalonada de los pianos.

Erik Satie, que fue pianista de cabaret, compuso numerosas obras musicales de vanguardia. Un breve repaso por su vida, su carrera, su participación en el origen del movimiento cubista y su amistad con célebres impresionistas de la época. 

Retrato de Erik Satie (1866-1925) c.1892
de Marie Clementine (Suzanne) Valadon

Erik Satie. Músico. Compositor (1866-1925). 
"Soy miope de ojos claros y los cubro con dos círculos vidriosos apoyados en mi generosa nariz, que emerge desde un cráneo piriforme cuya fealdad oculto con un sombrero perenne.
"No sintonizo con las mujeres; mi fealdad contribuye a que no se fijen en mí pero no me afecta; no soy homosexual, prefiero yacer conmigo mismo, es menos costoso y menos molesto.
Mido algo más que Henri (1) y los bajitos somos como los caniches, ladramos y ladramos pero nunca mordemos. Todos mis amigos son altos, menos Pablo (2), el pequeño español de mirada perforante.
Con los poetas Marc Jacob y Pierre Reverdy; con Pablo Gargallo; con los pintores Van Dongen y Modigliani; con todos bebo a gusto y a pesar de mi pobreza me alcanza para pagar alguna ronda sobre todo cuando vienen las visitas, cuando nos honra Henri, Gertrude, Apollinaire, Braque (3).
Son todos especiales; nunca se habían juntado aquí tantas rarezas y caprichosas mentes. Mi padre no quería que fuera músico y mi madre tampoco, pero me escapé a París e ingresé en el Conservatorio. Me echaron y ahora trabajo como pianista en varios cafés. El último el Chat-Noir, porque me dan de comer y beber y sobre todo porque no tengo piano. No lo sabe nadie.
Mis piezas nacen en la almohada y luego las hago vivir y respirar aquí; entre el humo. Mi vida vulgar solo mejoró cuando se estrenó ‘Parade’, al que Diáguilev, el genio, llamó "el primer ballet cubista de la historia".
Esta bestia consiguió reunir al músico más absurdo y fascinador del momento, que era yo, a Picasso el loco español; y el ingenio, a la pura magia poética que ha tenido la literatura francesa en este siglo, a Jean Cocteau. Todos estábamos ilusionados y estrenamos el 18 de mayo de 1917 en el Théâtre Châtelet, pero ‘Parade’ fue acogida tanto con aplausos como con insultos.
Lo cierto es que a partir de aquí me convertí en famoso. Me puse de moda y confieso que nunca lo pasé tan mal. Todo el mundo me reconocía. Mi monasterio, mi cenobio se había iluminado y yo no lo deseaba, porque cuando había luz no había inspiración.
Por eso decidí irme a vivir a Arcueil. Allí nadie me conocía ni me importunaba ni criticaban mi aspecto desaliñado. Y es que necesito el aire libre porque desde que serví a la patria me pita el pecho, toso, escupo sangre y me dan calenturas. Cada vez me cuesta más respirar."

EPOC, tuberculosis, malnutrición, alcoholismo


Erik Satie murió en el Hospital de Arcueil a los 59 años. La causa, una EPOC (1), posiblemente asociada a tuberculosis, y agravada por malnutrición crónica y alcoholismo.
Satie no había permitido entrar a nadie en su habitación y solo después de muerto sus amigos accedieron al cubículo del genio. Cuando cerraron la puerta se estremecieron. La luz que entraba por el ventanuco apenas rozaba las paredes desconchadas e iluminaba una simulación de teclado de piano hecho en madera engrasada por las yemas de sus dedos; seis partituras, ropa sucia desordenada, un camastro con la funda de la almohada amarillenta, botellas vacías.
En aquel agujero oscuro nació el germen de la música de siglos venideros. Un milagro y un regalo imprescindible porque morir sin haber oído sus ‘Gymnopédies’ o sus ‘Gnossiennes’ es no haber vivido del todo. 

(1) La EPOC o bronquitis crónica es una enfermedad pulmonar casi siempre originada por el hábito nocivo de fumar. La destrucción de los bronquiolos impide entrar al oxígeno a la sangre de forma que el afectado se ahoga ‘hacia adentro’. Hoy existen fármacos que mejoran los síntomas y retrasan su evolución, pero la mejor forma de no padecerla es no empezando a fumar o dejando de hacerlo.


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Cooperazione con Cocteau. Balletto "Parade"

Già negli anni '20 Sati pubblica una selezione di pezzi per pianoforte che hanno una struttura strana e nome insolito: "la pelle del cavallo", "Tre pezzi in forma di una pera", "secchi embrioni", "descrizione automatica". Allo stesso tempo, ha scritto diversi espressivi, canzoni molto melodiche di valzer, che si sono verificati sulla mente del pubblico. Nel 1915 Satie attendeva un incontro cruciale con Jean Cocteau, drammaturgo, poeta e critico musicale. Da essa è arrivata la proposta di istituire, insieme al celebre balletto di Picasso per la compagnia di Diaghilev. Nel 1917, la loro prole – il balletto "Parade" – è stato pubblicato.
Intenzionale, e volutamente accentuato il disprezzo primitivismo per la musica eufonia, aggiungendo allo straniero punteggio suona come una macchina da scrivere, sirene e altro veicolo è stata la causa della condanna forte di pubblico e di critica attacco, che, però, non si è fermata il compositore ed i suoi soci. Musica balletto "Parade" è stata la risposta del music-hall, e motivi che ricordano le melodie che cantavano per le strade.


Cooperación con Cocteau. Ballet "Parade"

Ya en los años 20 Satie publica una selección de piezas para piano que tienen una estructura extraña y nombre poco común: "La piel del caballo", "Tres piezas en forma de una pera", "Secos embriones", "Descripción automática". Al mismo tiempo, escribió varias canciones expresivas, muy melódicas en vals, que así suenan en la mente del público. En 1915 Satie esperaba una reunión crucial con Jean Cocteau, dramaturgo, poeta y crítico musical. De allí llegó la propuesta de realizar juntos el famoso ballet de Picasso para la troupe de Diaghilev. En 1917 sería publicado su sucesor, el ballet "Parade".



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Erik Satie: el juego brillante de lo efímero

"¿Por qué no usar los métodos de representación de Claude Monet, de Cezanne, de Toulouse-Lautrec y demás? ¿Por qué no hacer trasposiciones musicales de los mismos?", esto es lo que Erik Satie le dijo a Claude Debussy. De esta analogía entre artes surge el impresionismo musical, el fugaz, el inasible destello de color que tiembla y se esfuma, a la orilla escalonada de los pianos.
Incluso dentro de la estela de los renovadores musicales de entre el siglo XIX y el XX, Satie se hace inexplicable. Si hay músicos de grandes catedrales, los hay también de miniaturas. Satie, como Grieg, como Chopin, es de esta segunda tribu. No escribió óperas, ni conciertos, ni sinfonías. Su mérito está en sus breves rarezas de teclado, íntimas y mistéricas, como de fuente cantarina en un patio insospechado. Su personalidad burlona y recóndita ofrecen un buen retrato para Mary Davis en su biografía 'Erik Satie'.


La editorial Turner publica un libro sobre la vida sobre el músico francés
Álvaro Cortina | Madrid
Actualizado jueves 16/04/2009

Davis expone con buena prosa vida y biología del autor de la 'Gnosiennes'. Se salpica la narración, lineal (nacer, crecer, morir), con numerosos comentarios (casi siempre humorísticos) del propio Satie, un músico de periferia hasta ya una avanzada edad.

Nació en Normandía, en una familia de economía modesta e historia trágica, y se formó en el conservatorio de París. Pero su vida y su ínsula pianística se nutrieron fuera de la Academia. Frecuentaba cabarets de Montmartre, se ganaba sus francos de músico ambiental, entre el humo disoluto de la crápula.

Era el París que recibía el tren del cinematógrafo, París de impresionistas, de modernistas barceloneses emigrados, de sombras chinas y arengas rojas de Jaurès. Satie fue tejiendo en la soledad de su alcoba una gloria discreta, al principio desconocida, con nutrientes callejeros, de variedades y de ragtime afroamericano. Satie fue bisagra entre Debussy y Ravel (rupturistas frente a la tradición: Franck o Saint Säens) y los vanguardistas del "Grupo de los 6".

Escritor de epigramas y dibujante, amante de la vagatela y del juego, todo en él parece descreído. Padeció un sarcasmo crónico. Nació y murió humorista. Después de que Debussy le hubiera dicho que su arte adolecía de forma, éste le escribió (dedicado) 'Tres piezas en forma de pera'. El pentagrama imitaba la fruta. "Si tienen forma ya no son amorfas", explico desde la ironía de sus gafas.

A lo largo de sus treinta años, mientras hacía de pianista para cantantes de café-concierto, alumbró sus más delicadas y notorias creaciones: sus 3 'Gymnopédies' y sus 6 'Gnosiennes'. A estos títulos tan complicados de pronunciar se podría añadir el álbum 'Deportes y divertimentos', de 1912. A partir de aquí su nombre se infla, que no su cartera.

Entre sus obras públicas (y controvertidas) se distinguen sus ballets, estrenados con escenografías de Picasso y Picabiay guión de Cocteau, y su drama sinfónico Sócrates. Auspiciado este último por la mecenas Edmond de Polignac (que también patrocinó a De Falla y a Stravinsky). Su nombre se contagió por las conversaciones de salón y los críticos denostaron o alabaron sus trabajos.

Murió en 1925, y cuando sus amigos entraron a su cuarto (donde nadie había entrado antes) hallaron austeridad y garabatos, dibujos y papelinas con textos dispersos y fantasiosos. Tenía 6 veces un traje de pana idéntico. Ese fue el coto de sus creaciones periféricas, de su secreto.

Si Satie hubiese sido un hombre de grandes pretensiones y no un descreído juguetón, se podría decir de él que fue un "artista total". No quiso ser eso, le sonaría muy grandón el epíteto, se dedicó a jugar, prefirió la intrascendencia.

Dibujos y letras y fábulas forman parte integrante de su obra musical. Escribe Davis: "Se sirve del texto para reflejar su compromiso con las tendencias de vanguardia en las artes visuales y en la literatura, demostrando su continuo desafío a los límites de la composición natural".

Soledad radical

'Erik Satie', de Mary Davis ofrece una imagen cabal de un hombre que es más incógnita que hombre. Su pose parece insostenible por su burla natural hacia todo, pero a la vez tiene algo de terrible. Su soledad radical, su cuarto de muerto, ese taller de soltería y vestuario de pana repetida, esas fabulaciones y distancias abruman un poco.

Tanto juego, tanto enigma, tanto descreimiento parecen filtrarse como un dictamen aciago por el libro. Como si detrás de los acontecimientos puntuales, de los éxitos y del dato banal se estuviera larvando un mensaje que farfulla sinsentido.

Satie juega a ser un poeta del absurdo mientras redefine la música con parpadeos y reflejos y destellos de sus 'Gnosiennes'. Escribió un libro con sus recuerdos, lo tituló 'Memorias de un amnésico'. Su música, que late en trémolos, es como un brillante manifiesto de lo efímero, de lo precario, y él mismo, pulcro poeta de periferia, parece querer decir que la vida es un espejismo entre dos fechas.

'Erik Satie', de Mary E. Davis. Traducción: Daniel Sarasola. Editorial Turner, 2008. 180 páginas. 18 euros.



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Erik Satie, vínculo entre música y vanguardias del siglo XX

por Arthur Adrover
Podría haber varias razones irracionales por las que alguien escogería a Erik Satie para iniciar una conferencia dispersa, incoherente, sátira, extravagante, bizarre… ¡Originales y exceptualmente genuinas la vida y obra de Satie! Por lo tanto, mostremos un repentino interés hacia los siguientes datos que se van a redactar y, a ser posible, que se acompañe la lectura con alguna que otra pieza suya de fondo.

Alfred Eric Leslie Satie nace el 17 de mayo de 1866 en Honfleur (Normandía-Francia), y desde su niñez muestra un interés por la música. Durante su juventud fue tildado de nulo en el Conservatorio de París, y este rechazo hizo que Satie acabase en Montmartre (1887) y que por circunstancias amenas entablase una gran amistad con el poeta Patrice Contamine.

A raíz de establecerse en un barrio tan bohemio y concurrido de artistas es cuando acude a la llamada del café-cabaret Le Chat Noir y publica las Gymnopédies, Gnossiennes, Sarabandes, Ogives, etc. En 1891 conoce a Claude Debussy. Satie es nombrado compositor oficial y maestro de capilla de la Ordre de la Rose-Croix de la que se conocen varias composiciones como Sonneries de la Rose Croix. En ese mismo periodo y vivienda conoce a la pintora Suzanne Valadon, con quien tuvo una relación amorosa. Valadon le retrata, él le dedica composiciones y ella posteriormente se muda dejando como recuerdo esa valorada obra de arte que actualmente se exhibe en el Centre Pompidou de París. La historia señala que, posiblemente, Suzanne Valadon haya sido la única mujer en toda su vida, pero no la única persona relacionada con otras expresiones dentro del arte. También conoce a Maurice Ravel, a quien influenciará. Durante la década de 1880 publicó bajo dos seudónimos: Virginie Lebeau y François de Paule.
 
erik satie - suzanne valadon - arthur adrover
Erik Satie por Suzanne Valadon, 1893 – Arthur Adrover©

Se muda a Accueil y se acostumbra a desplazarse a pie diez kilómetros hasta el centro de París. Algunos afirmaron que lo veían transitar con el peculiar atuendo que lo caracterizaba. Vestía algún que otro traje aterciopelado, un sombrero de hongo, llevaba paraguas, gafas y se dejó crecer una distinguida barba. Decían que cuando partía al alba luego regresaba por la noche y viceversa. A partir de 1899 trabaja como pianista de cabaret, destacando Je te veux, y, harto de recibir críticas hacia sus melodías, decide matricularse y sacarse el diploma en la Schola Cantorum. En consecuencia, sus composiciones son breves, con la firme determinación de ofrecer claridad en el tema y con la intención acompañante de no generar aburrimiento en el público. Era irónico, publicaba anuncios en periódicos donde se ponía a la venta o se rentaba algún que otro edificio de metal (castillo de plomo) imaginado por él mismo. En 1912 obtuvo el éxito marcado por unas obras cómicas. Una de sus manías era añadir glosas en sus partituras con todo tipo de comentarios de lo más bizarros. Más tarde se publicarían dichos escritos en dos libros, Memorias de un amnésico y Cuadernos de un mamífero. Podría haber muchos motivos transgresores por las que escoger a Erik Satie como tema de conversación, y, sin duda, uno de los más relevantes es que Satie fue un inevitable conector entre artistas vanguardistas durante la revolución artística de París y gran precursor de la revolución musical.

Sus composiciones prescindían de tempo y de compases, uno podía interpretarlo ad libitum. También se puede observar que, dependiendo del fragmento y siendo una composición para piano, componía en clave de sol únicamente ambas frases para interpretarse con ambas manos a la vez, o lo mismo pero en clave de fa, entonces podría resultar confuso porque puede parecer para dos pianos o para flirtear con las manos de otra persona mientras se interpreta la pieza con un mismo piano. Era un excéntrico compositor francés que amaba satirizar los paradigmas académicos en general y algún que otro título impresionista de la obra de Debussy. Esto último podría deberse a la discusión que hubo de quién influyó a quién, siendo Satie un compositor que en esos tiempos quizás no gozó de la gloria que le tocaba por ser criticado con acritud por los contrapuntistas clásicos y por no ser apreciadas sus composiciones por Les jeunes (Debussy), que fueron influenciados. Y con la obra de Debussy, los que desconocían a Satie conocerían más tarde a este amante y defensor de la filofonía, cuyos estrafalarios títulos no pasaban desapercibidos, y adjudicarían por error los méritos propios de la clave de la revolución musical que hubo durante el siglo XX a Debussy.

Las trabajos de Satie tenían nombres surrealistas como Trois Morceaux en form de poire. Su espíritu socarrón se incorporaba a la obra en una era musical turbulenta. En 1915 conoce a Jean Cocteau y trabajan en el ballet Parade con decorados de Pablo Picasso y coreografía de Léonide Massine. Conoce a Georges Braque y más tarde se formaría el grupo Les Six con George Auric, Louis Durey, Arthur Honnegger, Germaine Tailleferre, Francis Poulenc y Darius Milhaud. En 1919 conoce a Tristán Tzara, Marcel Duchamp, Francis Picabia, André Derain y Man Ray. También mantuvo contacto con la vanguardia surrealista de André Breton. Colaboró con un readymade de Man Ray, El regalo (1921), y también compone el ballet instantaneísta Relâche junto con Picabia. Además de entrar en escena tanto de actor como de compositor en la película Entr’acte (1924) de René Clair que se utilizó a modo de intermezzo en Relâche, también llegó a contactar con Igor Stravinsky (ambos retratados por Picasso). Fue también retratado por Ramón Casas, Santiago Rusiñol y Marcellin Desboutin, y caricaturizado por Cocteau, Alfred Frueh y por él mismo.

En sus últimos años de vida se aferró de nuevo a profundas convicciones religiosas, y tras una vida apasionada de proyectos y artistas tan dispares que revolucionaron el arte y que le reafirmaron más en su camino de introducir ideas vanguardistas a sus composiciones afirmó que la música cabaretera que él compuso era perversa y contraria a su naturaleza.

Fallece en París en 1925, y actualmente se le conoce como un compositor precursor de movimientos como el minimalismo y el impresionismo musical. Personalmente añadiría su figura también en el dadaismo y surrealismo musicales dadas sus colaboraciones con el arte vanguardista de aquel entonces. Es uno de los compositores clave e importantes de la historia de la música y gran referencia en las vanguardias del siglo XX, así como en el arte. Seguro que algunos de los fieles amantes de las oeuvres pour piano de Erik Satie también han ofrecido gran curiosidad por los influenciados Claude Debussy, Maurice Ravel, Darius Milhaud y Francis Poulenc.

Arthur Adrover
Artista paroxista y emprendedor a favor de la libre extrapolarización del conocimiento para su aplicación en los distintos ámbitos de uso. Pensador, investigador y alquimista.


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