lunes, 13 de enero de 2020

De hecho, de derecho y del dejar hacer (ixx 2015)

Ayer (un día de 2015), los diarios se hacían eco de una serie de disturbios por el fallo del juicio a los involucrados en el caso Cromañón.
Voy a repetir algo que he dicho muchas veces: las víctimas de Cromañon, son víctimas de la Argentina, si hay que buscar un chivo expiatorio para calmar las conciencias, se puede condenar a Chabán, al grupo Callejeros o al intendente, tal como le ocurrió a Ibarra que debió ceder su cargo al frente del gobierno de la ciudad. Pero si realmente queremos evitar que esto se repita hay que reflexionar sobre el modo en que vivimos.



Hay cientos, miles de pequeños Cromañon a diario en nuestro país, por negligencia, por conveniencia o por inoperancia se deja actuar, se deja hacer para evitar conflictos inmediatos y nadie nos asegura que no estemos postergando un drama o una tragedia.
Se permitieron las marchas y los cortes de protesta provocados por la crisis y se los toleró para evitar males mayores, también los ahorristas fueron admitidos cuando salieron romper los bancos y hubo que amurallar los frentes, los productores del campo tomaron las rutas a su tiempo y lo mismo hace cualquiera por cualquier reclamo. Recodemos que se llegó a parar los subtes por un conflicto interno del sindicato.
Así las cosas, se deja hacer cuando conviene y luego se pretende aplicar la ley como si alguien se saliera de la norma. Pero digo: si la norma es permitir ¿cómo percibe el ciudadano que está obrando mal?.
Por ejemplo, en los colectivos se transporta a diario mucho s más pasajeros de los que está permitido, y esto es asumido como natural por todos los involucrados. Nunca he visto controles en este caso, pero curiosamente cuando protestan trabajando "a reglamento" se pone de manifiesto que el hábito es estar fuera de ese reglamento.
Otro caso son las ferias como La Salada y decenas de "bolishoppings" que operan vendiendo mercadería falsificada, sin pagar impuestos y en condiciones que no superarían los mínimos controles municipales o impositivos.
Lo mismo o similar se puede decir del funcionamiento irregular de cualquier actividad en ámbitos tan dispares como la salud, la producción, el comercio, la venta de alimentos en la vía pública, hasta del funcionamiento de instituciones como la policía o la aduana.
Entonces, si se permite actuar durante largo tiempo sin ejercer controles de ningún tipo o se hace la vista gorda sistemáticamente, se establece lo que llamo comportamiento "de hecho" y luego cuando algo falla en el sistema se recuerda o se regresa añl estado "de derecho" intentando encontrar al responsable que libere nuestras conciencias de la carga de haber obrado mal.

A diario aceptamos las condiciones que nos impone el sistema, es nuestro modo de vida, y nos horrorizamos cuando algo sale mal. ¿y si comenzaramos por rechazar de a poco todo lo que está mal en nuestros hábitos cotidianos?.

Con pequeños esfuerzos en el día a día, podemos evitar grandes males en el futuro. Esto hay que hacerlo antes que nuestro hábitat se convierta en una jungla donde sobreviva el más fuerte. Y no lo digo en sentido figurado.


IXX, 2015

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