Nuestra clase media - una mirada
De: ElArgentino.com
Hiperconsumo y miedo: la doble vida de la clase media
Esquizomedia
11-12-2008 / Dice que está bien, pero que al país le va mal. Se prepara para ajustar el consumo, pero no baja sus niveles de compra. Qué espera para el 2009.
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El clima de incertidumbre y mal humor parece reinar en muchos rincones. Sin embargo, cuando los bancos lanzan una promoción de 30 por ciento de descuento en los shoppings, los locales no dan abasto. Colas y colas de gente desesperada comprando ropa, hasta sin probar, con tal de no perder tiempo. Lo mismo ocurre en los hipermercados, las operaciones tienen un incremento importante los días en que las tarjetas ofrecen hasta un 25 por ciento de descuento. Hasta hace pocos días, para comprar un auto había que anotarse en lista de espera. Hoy si bien las ventas se aquietaron, el 2008 será recordado como el año en el que se vendieron más autos en toda la historia argentina. La percepción muchas veces supera la realidad, y esto se refleja mucho más en el caso de la clase media argentina. Mientras el clima social de descontento parece crecer a nivel individual, la mayoría confiesa que, después de todo, no está tan mal.
De acuerdo a un reciente estudio de la consultora de consumo CCR, cuando a los argentinos se les pregunta cómo ven la situación económica actual del país, el 50 por ciento responde, sin dudar, que está "mal/muy mal". Un 41 por ciento contesta "regular" y apenas un 9 por ciento se arriesga al "bien/muy bien". Ante semejante contundencia, parece que no caben dudas de que todo va de mal en peor. Pero cuando la misma pregunta se limita al propio hogar, todo cambia. Un 40 por ciento confiesa que está "bien/muy bien", un 47 por ciento dice estar "regular", mientras apenas un 14 señala estar "mal/muy mal". Así es como se va creando el clima social.
Sin embargo, hay más datos para el asombro. Esta misma muestra, de 300 entrevistados y ocho focus groups, a la hora de calificar entre quince potenciales candidatos quién sería el mejor preparado para presidente en 2011, son claros y no dudan: Néstor Kirchner. Aunque atrás esté Julio Cobos pisándole los talones, y un poquito más abajo Mauricio Macri. Casi una muestra de esta especie de esquizofrenia, en la que conviven las críticas y el reconocimiento, aunque no sea en público.
En la Argentina, la clase media juega un papel fundamental. "Si comparamos el poder adquisitivo del 2008 contra el 2007, teniendo en cuenta la evolución de los ingresos y los precios de los productos, un 42 por ciento de la clase media dice que su consumo está igual que el año anterior, sin embargo, un 11 por ciento confiesa que aumentó su poder de compra. Mientras que sólo un 35 por ciento reconoce que es bastante menor, y un 12 por ciento asegura que es mucho menor. Hay más malhumor que situación concreta. En general, piensan que en algún momento les va a tocar, pero todavía no", explica Guillermo Oliveto, presidente de CCR.
El nivel socioeconómico medio es el que siente que puede llegar a perder más. "Se perciben como los más afectados, en realidad temen al desclasamiento y a la pérdida final del imaginario aspiracional. Siempre está la fantasía de que la clase media puede desaparecer. Sin embargo, los tranquiliza que no existan ni cacerolazos, ni piquetes, ni saqueos, ni una sensación de acefalia y, menos aún, el corralito", explica Lila Guerrero, presidenta de la consultora Kitelab, que realizó también un estudio a través de entrevistas antropológicas y 600 encuestas telefónicas a hogares. Y agrega: "En el 2001, la crisis era sólo de la Argentina y nos dejaba en una sensación de inferioridad. Esta vez, todo es diferente. Por un lado, no hay motivos que indiquen que esta realidad es igual a la del 2001. Pero además, en todo caso, se conforman diciendo no estamos solos. La crisis viene de afuera".
La experiencia de la última crisis dejó varias enseñanzas. Los argentinos ahora sienten orgullo por disponer de estrategias para sobrevivir. Por eso muchos buscan sus manuales para releerlos.
La cautela ya comienza a reinar en todas las decisiones. Esta vez, la clase media tiene muy en claro qué es lo que no piensa transar: la educación privada para sus hijos, el celular e internet con banda ancha. Del resto todo es discutible. "Entre las principales estrategias recicladas, compra en diversos canales, valorando las ofertas y promociones. Busca alternativas como las salidas gratuitas, ir a cenar a otras zonas más económicas e ir al cine los días de descuento. Entre las novedosas, pese a que no se confía del todo en el sistema bancario, la clase media utiliza los beneficios que le brindan las tarjetas de crédito y de débito (devolución del IVA, compra en supermercados, descuentos). Sin dudarlo, baja música y películas de internet y compra DVDs copiados. Procura alternativas autogestionadas y autosustentables, acordes con las tendencias imperantes. Practica deportes por cuenta propia y se transporta en bicicleta, con la excusa de que es cool. Pero lo más importante, reclama cada vez más beneficios a las empresas", señala Oliveto, citando los ejemplos de este nuevo perfil reciclado de la clase media.
"Cablevisión me cobraba 410 pesos por dos bocas de cable, dos conexiones a internet banda ancha de tres mega, no lo podía pagar. Un amigo me dijo que quiso darse de baja y para retenerlo le ofrecieron una rebaja. Yo pedí un descuento, me lo negaron, pedí la baja on line y automáticamente me aparecieron dos ofertas, por el mismo servicio hoy pago 129 pesos y encima me dieron televisión de alta definición. Ahora me quejo en todos lados y a los que puedo, los amenazo con renunciar a los servicios que me brindan. Nadie quiere perder un cliente", explica Cristina González, desde su casa del barrio de Agronomía. La experiencia se repite cada vez más, por eso, las consultoras ya comenzaron a alertar a sus clientes para que comiencen a capacitar rápidamente a sus servicios de call center y atención al cliente: prevén que con el correr de los días, si el malhumor aumenta, deberán estar entrenados para poder tomar más decisiones y resolver problemas más rápidamente y además, para contener los reclamos, la irritación y el enojo. "Contraté un servicio de internet de banda ancha de un mega y después descubrí que ofrecían una promoción por seis meses de tres mega a tres veces menos de lo que yo había contratado. Me di de baja y ahora cada seis meses hago que renunció y consigo una nueva promoción. Lo peor que me puede pasar es ir a devolver el módem y recontratar el servicio nuevamente", dice Rafael Zárate, vecino de Martínez.
Lo mismo ocurre a la hora de evaluar las marcas consumidas. Mientras el clima social indica que hay una retracción en el consumo, en el tercer trimestre de este año no se refleja una caída en la compra de marcas premium. Al contrario, mientras que el promedio del 2007 fue de 11,3 por ciento, en los meses de julio-agosto y septiembre la misma cifra cerró en 11,6. El consumo de primeras marcas -que el año anterior fue de un 55,4 por ciento-, en el último trimestre se posicionó en 56,7 por ciento. Las nuevas primeras marcas pasaron de un 8,5 a un 8 por ciento, mientras las marcas propias, que estaban en un 10,6, pasaron a un 9,3. Las marcas de bajo precio vienen en picada desde el 2004: pasaron de un 14,2 en el 2007 a un 14,4 en los últimos tres meses registrados. Podrá haber una compra de productos más específica o en envases de menores cantidades, pero no hay un cambio en la selección de marcas que resulte significativo.
El temor a la pérdida de lo conseguido es casi una obsesión. "La clase media es una estructura negadora de la realidad, neurótica-obsesiva. Tiene sus rituales, necesita un empleo fijo. Todo cambio le angustia mucho. Cuando llega la hora de votar prefiere elegir la opción que le asegura protección. Lo eligieron a Mauricio Macri porque les calzaba con la idea de protección de la inseguridad, pero a nivel nacional votan lo conocido. A veces ganan. Últimamente no, triunfa la clase más necesitada. El político que asegura menos cambios, ganará en la provincia de Buenos Aires", dice el psicólogo social, Alfredo Moffat. Otra de las características principales de este segmento, que representa el 35 por ciento de la población argentina, es su volatilidad a la hora de entrar al cuarto oscuro. "Es la primera que se enoja, la primera que cambia el voto, es la menos fiel a los partidos políticos y hoy, con partidos atomizados, busca a los referentes políticos que van surgiendo. Tiene un voto más estratégicamente pensado, como el voto castigo, esto de votar a un candidato para decirle al otro que no se está de acuerdo con él. En términos ideológicos, podría decirse que un 60 por ciento de la clase media tiende a ser de centro o independiente, el resto se divide en centro izquierda y centro derecha", explica Analía del Franco, directora de la consultora Analogías.
Si bien pareciera que es apenas una parte importante del electorado, ya que por su porcentaje no podría decirse que llegue a definir una elección, la clase media es la que va creando y definiendo el clima social. Por lo tanto su poder va más allá de todo. "En general, las propuestas políticas para la clase media hacen pie en cuestiones que tienen que ver con mantener una situación de bienestar y la posibilidad de que haya un crecimiento. La clase media es muy aspiracional y busca superarse, no importa que se trate de una promesa de izquierda o de derecha. Por ejemplo, el Gobierno nacional buscó políticas económicas que favorezcan y dejen contenta a la clase media. Porque, en definitiva, en la política existe la segmentación. Hay que prever que la clase media siempre sorprende en sus elecciones y suele ser pesimista en lo colectivo y más optimista en lo individual", agrega Del Franco, una conocedora de los electorados.
Una muestra de que la clase media no tiene banderas es lo que ocurrió en pleno conflicto del campo. Cuando comenzaron las primeras concentraciones en contra de las retenciones móviles y la 125, fue este sector el primero en agarrar sus utensillos de cocina y salir con las cacerolas a la calle. Así como cuando el Gobierno convocó a una contra marcha, los niveles socioeconómicos medios también dijeron presente.
Hasta los que provienen de la clase media desde el conocimiento, tuvieron diferentes reacciones en estos últimos meses. Desde la intelectualidad vernácula, fueron surgiendo diferentes espacios de debate que unos meses atrás parecían impensados. Carta Abierta nació como un ámbito abiertamente kirchnerista; Club Político Argentino, surgió también como un espacio crítico. Ambos se desarrollaron en medio del conflicto del campo, sentaron posiciones encontradas y se constituyeron en foros que buscaban intervenir en la discusión política. Una vez sembrada la semilla, también llegó el Foro de Pensamiento y Construcción Social, que buscó distanciarse aún más del resto.
Hace mucho tiempo que la clase media no estaba tan movilizada por sus propias contradicciones como ahora, tan ambiciosa como temerosa. Pero activa.
Informe: Débora Maniowicz
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