Las monedas (un recuerdo de 2008)
Un drama inverosímil sucede en Buenos Aires. Se trata de un guión rioplatense de ciencia ficción futurista y distópico al borde siempre, más acá o más allá de la tragedia al son de tango. Sucede en la ciudad y en sus alrededores, su entorno socioeconómico conurbano. Y se trata de lo cotidiano, de la simple y llana rutina que cada ciudadano de a pie debe debe atravesar para realizar el simple acto de viajar en un transporte público, nada más ni mucho menos. La gente deambulando por las calles en busca de las chirolas para tomar el bondi, las discusiones con los colectiveros por esas malditas máquinas que no entienden razones, la mirada de los comerciantes, a la defensiva cuando nos ven llegar a pedir un paquete de pastillas de menta de las más económicas y pagar con un billete, quien sabe si no guardan detrás del mostrador una escopeta recortada cargada y amartillada por si los pasajeros desencajados y de puro hartzago no deciden tomar por asalto el comercio con el solo fin de alzarse ...