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Mostrando entradas de julio, 2024

Cuento - Alí Babá de Ana María Shuá

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Qué absurda, qué incomprensible me parecía de chica la confusión del hermano de Alí Babá: casi un error técnico, una manifiesta falta de verosimilitud. Encerrado en la cueva de los cuarenta ladrones, ¿cómo era posible que no lograra recordar la fórmula mágica, el simple ábrete-sésamo que le hubiera servido para abrir la puerta, para salvar su vida?  Y aquí estoy, tantos años después, en peligro yo misma, tipeando desesperadamente en el tablero de mi computadora, sin recordar la exacta combinación de letras que podría darme acceso a la salvación: ábrete cardamomo, ábrete centeno, ábrete maldita semilla de ajonjolí. A.M.Shuá

Cuento - Bajando de Thomas M. Disch

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Salsa de tomate, mostaza, condimentos, mayonesa, dos clases de aderezo para  ensalada, grasa de tocino, y un limón. Ah sí, dos cubeteras con hielo. En el aparador no  había mucho más: tarros y cajas de especias, harina, azúcar, sal... ¡y una caja de pasas  de uva!  Una caja de pasas de uva vacía.  Ni siquiera café. Ni siquiera té, que él odiaba. No había nada en el buzón, fuera de una  cuenta de Underwood's: A menos que recibamos las cuotas atrasadas de su cuenta... En el bolsillo de la chaqueta le tintineaban cuatro dólares con setenta y cinco centavos,  en monedas..., el botín de la venta de la botella de Chianti que se había prometido no  abrir nunca. Escapó a la desagradable tarea de vender los libros. Todos habían sido  vendidos ya. Había despachado la carta a Graham hacía una semana. Si su hermano  pensara enviarle algo esta vez, ese algo ya habría llegado.  Debería estar desesperado, pensó. Quizá lo estoy.  Podría haber buscado en el Times. Pero no, era demasiado deprimente.

Haruki Murakami - La ciudad y sus muros...

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"Aquella tarde de verano remontábamos el curso del río envueltos en el dulce aroma de las plantas, íbamos sorteando tímidos diques y deteniéndonos de vez en cuando a contemplar los pececillos plateados que nadaban en los remansos, hasta que nos descalzamos por fin y dejamos que la cristalina corriente de agua lamiera nuestros tobillos y nuestros pies se hundieran en la fina arenilla del fondo como en las blandas nubes de un sueño. Yo tenía diecisiete y tú apenas dieciséis. Caminabas ligeramente adelantada, tras meter con despreocupación las sandalias rojas en la bolsa amarilla que colgaba de tu hombro, y atenta a cada paso que dabas en los bancos de arena, ofreciendo tus pantorrillas mojadas a las hierbas acuáticas, que se adherían a ellas con vigorosas pinceladas verdes; yo te seguía, sosteniendo en mis manos unas gastadas zapatillas blancas." (Haruki Murakami, La ciudad y sus muros inciertos). *-*

Goya en el aquelarre

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Goya à l’école des sorcières Par Louvre - Ravioli Publié le 16 novembre 2021 à 17h57, mis à jour le 27 novembre 2022 à 22h34 Pour lui, l’art est un bon plat à partager. Blogueur au regard libre et curieux, Louvre-Ravioli (aka François Bénard) mitonne chaque mois pour Beaux Arts une savoureuse chronique inédite. Aujourd’hui, vous êtes invité au Sabbat des sorcières de Francisco de Goya. Brochette d’enfants dodus au menu ! Goya en la escuela de brujas Por el Louvre - Ravioles Publicado el 16 de noviembre de 2021 a las 17:57, actualizado el 27 de noviembre de 2022 a las 22:34   Para él el arte es un buen plato para compartir. Bloguero con una perspectiva libre y curiosa, Louvre-Ravioli (alias François Bénard) prepara cada mes una nueva y deliciosa columna para Beaux Arts. Hoy estás invitado al Sabbath de las Brujas de Francisco de Goya. ¡Brocheta de infantes rellenos en el menú!