La sal de la maledicencia

"(...) Tres meses más tarde, el pueblo, el castillo y los alrededores festejaron el anuncio oficial de la noticia del embarazo de la señora condesa. Pero esto no bastó para impedir que circulasen los más absurdos rumores, bien alejados de la verdad, al igual que comentarios y observaciones sobre esta preñez, aderezados casi siempre con los gruesos granos de la sal de la maledicencia."

Honoré de Balzac, El hechicero.

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