Tiempo y memoria... Se podría decir que a más tiempo más memoria o más recuerdos si se lo prefiere, pero todos sabemos que la memoria tiene su propia trampa que es el olvido. Si acaso fuera posible y para que se entienda establecer una continuidad, el primer paso sería elegir el momento de la narración que no puede ser necesariamente fácil, como nada ha de ser de simple resolución en la tierra del conejo, así pues nos asentaremos ya adentrado el siglo XXI lejos de aquella prometedora ciudad festiva de Madrid de los ochenta, apagadas las luces de neón que inundaron las retinas del eterno destape. A lomo de un pasado cansino las ilusiones resilientes tuvieron que rendirse a los nuevos socios beligerantes protectores de un mar al norte y pretendido por encima del mundo, y embarcar los hijos de los hijos de la república en uniformes de camuflaje caqui rumbo a desiertos ajenos quizás para cobrar alguna deuda pendiente con los moros y allí fueron… una y otra vez. Y volverían con el fueg...