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Mostrando entradas de octubre, 2024

Majas nro. 25 - Retratos en B&N

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Si volvieran los dragones - Canción de Páez y Sabina

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Si la angustia no tuviera tantos meses Si pudiera huir de esta ciudad Si el milagro de los panes y los peces Consiguiera darnos de cenar Si tuvieran corazón las autopistas Si alguien me esperara en la estación Si bajaran de la luna los artistas Si acabara bien esta canción Si aprendiéramos a amar como animales Si quedara tiempo que perder Si bailaran rock and roll los generales Si cantara el gallo rojo del amanecer Y los sentidos olvidaran la razón Y las golondrinas Supieran volver A hacer su nido cada otoño en el reloj De las oficinas Si el huracán del porvenir Arrasara las fronteras Rotas las banderas por la pasión Si reinara en el dos mil la imaginación Si los besos cotizaran más que el oro Si quedara hotel en Shangri-Lá Si la muerte hiciera mutis por el foro Si pudiera yo quererte hasta el final Y naufragar En la isla del tesoro Si los mercenarios de la soledad Incendiaran con un blues Todo el cono sur Si en los escombros de la revolución Creciera el árbol verde del placer Y las ca

Majas nro. 24 - Monica Bellucci

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JL Borges - Para las seis cuerdas (1965)

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­¡Buenos días! Hoy es viernes, septiembre 13, 2024 y son las 9:44 am Jorge Luis Borges (1899–1986) Para las seis cuerdas (1965) PRÓLOGO Toda lectura implica una colaboración y casi una complicidad. En el Fausto, debemos admitir que un gaucho pueda seguir el argumento de una ópera cantada en un idioma que no conoce; en el Martín Fierro, un vaivén de bravatas y de quejumbres, justificadas por el propósito político de la obra, pero del todo ajenas a la índole sufrida de tos paisanos y a los precavidos modales del payador. En el modesto caso de mis milongas, el lector debe suplir la música. ausente por la imagen de un hombre que canturrea, en el umbral de su zaguán o en un almacén, acompañándose con la guitarra. La mano se demora en las cuerdas y las palabras cuen­tan menos que los acordes. He querido eludir la sensiblería del inconsolable “tango-canción” y el manejo sistemático del lunfardo, que infunde un aire artificioso a las sencillas coplas. Que yo sepa, ninguna otra aclaración requi