Pescadores
Hace más de treinta años que no veo a G, mi amigo de adolescencia. Pero esta noche cálida me trajo de pronto un recuerdo que esperó muchos años por salir. El río se mecía en ondas suaves con la brisa del norte que nos acariciaba la cara, a un lado y a otro la ciudad ilumina los contornos de la costa que se funden en luces permanentes. La luna apenas se insinúa refractada en las nubes finas que rayan el horizonte, se adivina que en cualquier momento van a correrse para dejarla pasar. Aquella noche de verano pescábamos sentados sobre unos bloques enormes de escombros y gozábamos del cielo calmo con apenas unas pocas nubes finas que resplandecían preanunciando la salida de la luna. Compartíamos un cigarrillo y nos peguntábamos si el pique se auyentaría cuando aumente la luz y si valdría la pena quedarse más tarde. G se había distanciado hacía poco de su novia de años, ella aprontaba un viaje a Europa con su familia, la decisión resultaba crucial y varios afectos se verían involucra